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¿Quien dijo que el futbol no era un espectaculo irrepetible? Debe-
ria darse un paseo por el minuto loco del España-Paraguay para
quitarse las legañas. Ganar o perder es cuestión de un detalle
afortunado. Jugar bien, no. Jugar bien tendría que ser innego-
ciable. Lo peor de perder es la odiosa sensación de vacío. Y co-
mo perder es unas posibilidad real, jugar bien es lo único que
asegura una modesta satisfacción incluso en la desgracia.
España ha venido a este Mundial a jugar con la pelota, no contra
el contrario. Por eso España, tiene problemas con los equipos
muy defensivos, porque le invitan a tirarse a una piscina
que apenas tiene un dedo de agua. En esos partidos España
ha sabido ser paciente, aunque en ocasiones haya confundido
la paciencia con la lentitud. Temerle a Paraguay era la condición
imprescindible para ganarle. Los equipos latinoamericanos
juegan una clasificatoria mucho más exigente que la nuestra,
agresiva, tenaz, violenta a veces. Paraguay llegó a donde llegó
convertida en una máquina de no perder. En ellos es perdona-
ble. No asi en Portugal o Brasil o Argentina. Máquinas que
querían ganar sin jugar.Brasil jugaba como los abusones del
colegio, que te sostienen de la frente con el brazo extendido
y ninguna de tus patadas de impotencia llegan siquiera a rozarles
el pantalón. Pero los partidos se pierden cuando los tienes
ganados. Brasil lo perdió ahí, cuando con ventaja de uno a cero
jugó a dormir el encuentro en lugar de matarlo. Alemania
también supo jugar con el marcador a favor, no especuló.
Argentina nunca quiso corregir las lagunas de su fase clasifica-
toria. Tener los mejores delanteros del mundo no basta si
mendigan balones al medio campo. España no tiene jugadores
con el desborde de Robinho o Messi. Se compone de jugadores
elegantes, con físicos nada portentosos, pero capaces de jugar
con el viento en contra. Sufrir pese al talento que rebosan.
Penar. Esforzarse. No dejar que el dramatismo del partido les
sacara de él, los convirtiera en llorosos victimistas o en peleones
toscos. Siempre el talento. Por allí llegaron una vez más Xavi
e Iniesta. Como llegó Casillas cuando más se le necesitaba.
¿Quién dijo que el amor le perjudica a alguien?
Ganar a Paraguay en cuartos era el reto más complicado de este
Mundial. Ya se puede perder el miedo a perder para empezar a
disfrutar del vértigo de ganar.Nos enfrentaremos al talento con
talento, y que gane el más inspirado, no el más rácano.A España
le han tocado verdaderos latazos de partidos.Más táctico y exi-
gentes de lo que aparentan vistos desde la tele. Y frente a la lata,
necesitas a alguién con el abrelatas. He ahí Villa, depredador
exquisito, que terminó de meter lo que ni Pedrito ni la suerte ni
los postes dejaban meter. Ahora estamos donde aquel gol de
Zarra, que siempre veíamos, pero nunca entendíamos qué
habíamos ganado con él. Estamos en medio de un recuerdo en
blanco y negro, con nuestra camisa a colores; estamos ahí.
Entre los cuatro supervivientes rodeados de cadáveres. No hay
que perder de vista lo que nos trajo hasta aquí. El respeto al
balón y la extensión del campo hasta sus últimas dimensiones.
España empieza a domar al Jabulani. Hasta ese horrible balón
se deja querer por quien lo trata bien.
DAVID TRUEBA
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