Gerard Piqué (Barcelona, 25 años) llega a la
cita con cara de sueño. “Me cuesta dormir después de los partidos, así que me
quedé a ver el básquet”, advierte. Es su mañana libre y la ha pasado durmiendo
y charlando con sus padres en Gdansk. En la puerta, le esperanpaparazzi que tratan de cazarle con Shakira, su
pareja. De eso, de su vida, habló durante un rato, pensando ya en deshacerse
mañana de Croacia. “No hay tregua. No podemos fallar”. Está contento y se le
nota, pero el año ha sido largo y duro.
¿Ha sido un año duro para
usted o solo lo ha parecido?
De las cuatro temporadas que llevo en el
Barcelona ha sido la más dura, sin duda. Pero también es de la que más he
aprendido. El fútbol es fácil cuando ganas, pero cuando dejas de hacerlo… no
todo el mundo va de cara. Básicamente he aprendido que el fútbol te lo da todo,
pero se lo has de devolver y si no estás al cien por cien no se puede. Ya sea
por lesiones, por cuestiones personales, porque al fin y al cabo somos
personas, el caso es que este año empecé mal, lesionado, y me costó mucho coger
la cuerda. Y si no estás bien, juega otro. En el Barça penaliza mucho no estar
al cien por cien.
Más allá del capricho del
entrenador o de la circunstancia de las lesiones, ¿usted ha hecho algo mal?
Claro, algo hice mal, la
culpa básicamente es mía si las cosas no me han ido mejor este año. No busco
excusas. Cuando no te ves bien físicamente, mentalmente es duro, te comes mucho
el tarro porque
no puedes dar lo que crees que le debes a tu equipo. En mi caso es peor, porque
yo nací culé. Te afecta, le afecta a la gente que
te rodea, a los compañeros… El problema es que no participas. Quieres, pero no
puedes, y eso es complicado, porque no basta con tratar de agradar al
entrenador. Él sabe mejor que tú cómo estás. Son las sensaciones que tú tienes
las que te dan la confianza. Si las pierdes, y yo las perdí, el entrenador lo
ve. Y no juegas. Y le das a la cabeza.
¿Usted y Guardiola han
tenido algún problema este año?
No, en absoluto. Siempre hemos hablado con mucha
sinceridad. Él me ha explicado lo que veía y yo, si no he estado de acuerdo, se
lo he dicho. Guardiola me ha hecho pensar y en muchas cosas tenía razón, en
otras no, pero no hemos tenido ningún problema. Hemos hablado este año y muchas
veces en años anteriores. Yo he crecido mucho como persona y como futbolista a
su lado.
¿Se ha sentido utilizado
para atacar a Pep?
No, no tengo esa sensación. Se me atacaba a mí
directamente. Se han dicho muchas cosas increíbles, no solo que estaba enfadado
con Pep. Las cosas van como van y yo sabía que llegado el momento, yo sería el
primero al que pillaran por mi forma de ser, básicamente, por la pareja que
tengo... Siempre ha sido así, hasta en el cole: la fama me precede. Pero acepto
las críticas cuando las merezco. A mí nadie me ha de decir si estoy bien o mal
y este año he vivido en un tobogán. Ha habido momentos desesperantes porque
perdí las sensaciones que debe tener un jugador.
¿Cuántas veces ha pensado en lo bueno que hubiera sido que su
novia fuera profesora de un jardín de infancia, por ejemplo?
Nunca. Me enamoré de una persona, no de su profesión. Soy muy
feliz de tener la pareja que tengo. Sí, se dice de todo, ya lo sé. A mí me
resbala, pero me sabe mal por ella. Es una magnífica influencia para mí. No es
agradable que me persigan los fotógrafos, pero lo llevamos con naturalidad,
¿Qué otra cosas puedes hacer? Tratas de ser tú mismo y que no te condicione
nada.
¿A qué se refiere cuando
habla de que perdió sensaciones durante el curso?
Es difícil
de explicar. Hablo de eso que te deja un partido, eso que te lleva a pensar en
el vestuario: ‘Nen, hoy te has lucido’; eso es lo que te permite sentirte bien,
en paz contigo y con el equipo. Da igual que el partido sea fácil o complicado.
Contra Irlanda, por ejemplo, supe que volvía a ser el que era. Durante el año
eso lo perdí y cuando te pasa, te entra el miedo: ‘¿Volveré a sentirlo alguna
vez?’, te preguntas. Y te entra el miedo, por si la respuesta es que no, por si
nunca más te sientes así después de un partido. Porque si no lo sientes, te
preguntas para qué juegas…
¿A usted le gusta mucho
el fútbol, no?
Cada día me gusta más y cada vez valoro más ser
futbolista. Dicen que si tengo muchas cosas en la cabeza, muchas cosas que
hacer... No, nada me gusta más que jugar al fútbol. Por eso estoy aquí.
Necesito estar en un vestuario, la adrenalina de salir a jugar, de luchar por
un objetivo, de ganar y hasta de perder. Antes pensaba: ‘A los 30 no llego’.
Xavi me dijo un día: ‘Yo pensaba lo mismo y aquí estoy hasta que me echen’.
Dice que a medida que te haces mayor eso aumenta. Yo veo lejos mi retirada.
Hombre, no me planteo llegar a los 40 como Puyol, a eso no llego seguro, pero
si llego a los 34, mejor que si lo dejo a los 32. No conozco a ningún futbolista
que no quiera jugar un año más. El problema es que llega un momento que no
puedes. Pero no es mi caso. Creo que mi carrera será larga si las lesiones me
respetan.
Bien, ya habíamos jugado juntos. Los partidos
nos irán dando automatismos. Cuantos más minutos juegas, mejor te conoces, pero
mezclamos bien.
¿Tiene la sensación de
que sin Puyol ha aumentado su responsabilidad en el grupo?
En cuanto al juego no tanto, pero sin él debo
asumir más presencia, hablar más, mantener en tensión la línea como él hace. Yo
le añoro, pero espero que el juego del equipo no, que seamos capaces de sacarlo
adelante. Hay desajustes, es normal, pero los iremos puliendo. Ya antes de que
me pregunte, le respondo: ¡No me llevo mal con Sergio! Es un tío muy majo, un
buen compañero y un gran futbolista. ¿Está claro?
Dijo que le gusta ser favorito, ¿por qué?
Síntoma de que somos campeones y de que seguimos
jugando bien. Los equipos campeones siempre son favoritos y me gusta jugar en
un equipo campeón.
Mejor contra Irlanda que
contra Italia, ¿no?
No lo creo. Dos equipos diferentes, dos partidos
diferentes, pero no creo que jugáramos mal contra Italia. Entiendo la exigencia
para con nuestro equipo, pero vamos a ver, ¡hablamos de Italia! ¿Cree que tiene
cuatro estrellitas porque sí? ¡Son un equipazo! Jugamos bien, pero como
empatamos, pues...
¿Acaso el resultado no es
lo más importante?
Nadie quiere ganar más que yo, a lo que sea.
Empatamos, pero jugamos bien: dominamos el partido, tuvimos más ocasiones… No
hay equipo que defienda mejor que los italianos. Es normal que nos costara
llegar, pero fuimos fieles a nuestra manera de jugar… Y no digo que no se pueda
jugar de otra manera, pero es evidente que nosotros ni podemos ni queremos
jugar con otro estilo, porque sentimos el juego así.
¿Ve a España campeona de
Europa?
No contemplo otra idea. Otra cosa será
conseguirlo, pero vamos a pelear por ello, se lo aseguro, hasta que no podamos
más. Yo veo bien al equipo, tenemos mucha calidad.
El toque no siempre gana.
La Liga la ganó
el Madrid, un equipo con más pegada, y en la Liga de Campeones les eliminó el Chelsea...
Evidentemente, se puede ganar jugando de muchas
maneras. Pero le recuerdo que el Barcelona ha ganado mucho jugando al ataque,
con el balón como referente, que España es campeona del mundo y defiende título
en esta Eurocopa con la misma idea. Mire, no hay nada más grande que la afición
te reconozca los méritos en la derrota, como hizo el Camp Nou el día que nos
eliminó el Chelsea en la Champions. Eso es lo más grande. Fue una lección
de deportividad, asumir que incluso en la derrota hay razones para reconocer el
esfuerzo y el trabajo mas allá de la victoria.
Para lección, la de los
irlandeses, animando hasta el final a su selección...
Impresionante. Escuchar como cantaban el Fields of Athenry durante los últimos cinco minutos del partido lo recordaré
mientras viva. Eso es el fútbol, una fiesta, una alegría…
A.RUESCA
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